El mar lo quiere todo
Como si todo no fuese más que una ofrenda de sal
Se apodera de lo vivido,
Me desprende de la memoria
y me envuelve con sus olas
Es el momento del adiós.
No volveré atrás
De mi compañero de ruta
hacia el centro del espíritu
me alejo hasta nuevo aviso o bien,
hasta que un viento marino me retorne
a perderme en su inmensidad.
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